A robar al Estado

Actualmente se debate en Colombia una nueva reforma tributaria. Hace poco leí en alguna parte que Gobierno que “se respete” tiene que sacar adelante su propia reforma tributaria. Como siempre, se han hecho grandes esfuerzos retóricos por darle cierta popularidad a la reforma, insistiendo en que se hará para cobrar más impuestos a los ricos y menos a los pobres, como parecería lógico. El presidente Santos prometió incluso que “hará chillar a los ricos”
Pero el asunto no es tan sencillo. No puede ser tan sencillo. Como explica con paciencia y claridad Antonio Caballero, los eventuales impuestos adicionales son inmediatamente compensados por gabelas tributarias justificadas con la falacia de la “creación de empleos”. La misma lógica de la llamada “confianza inversionista” del uribato. Dice Caballero: “la experiencia lo demuestra: nunca han creado empleo las gabelas concedidas a los empresarios [es decir, a los ricos]: se las guardan. El empleo solo crece cuando se necesita”. 
Lo que me parece más interesante ahora, y por eso escribo esta nota, es el modo en que esta nueva reforma se enmarca en la actual crisis económica mundial (léase europea), y más generalmente en la crisis de la autoridad estatal para controlar la economía. El punto es que el Estado teme “perder la confianza” de los ricos porque necesita del capital que estos generan o apropian. Pero como teme también perder la confianza (léase los votos) de los pobres, y, sobre todo, como necesita mantener su autoridad sobre los ricos, debe usar la herramienta de la obligación tributaria, simultáneamente, como garrote y como zanahoria. 
En Francia, por ejemplo, las recientes reformas tributarias han disparado una literal huida de los más ricos hacia Estados más permisivos; es decir, menos fuertes en tanto Estados. Y el fenómeno no es nuevo, los millonarios que huyen del pago de impuestos son cada vez más; y los países que los reciben no son precisamente Estados modernos, sino auténticos paraísos fiscales, cada vez más similares a las bien llamadas “utopías neoliberales”: territorios sin Estado diseñados para dejar en total libertad al capital. (Tomen nota de este asunto, que es una tendencia aterrorizante). 
Puede hablarse incluso de una suerte de separatismo anti-impuestos (anti-Estado), como en el caso de los proyectos separatistas de Flandes o de Baviera, en donde el argumento explícito para abandonar Bélgica o Alemania es que les cobran demasiados impuestos, pues son regiones ricas. De hecho, el ministro bávaro de finanzas, Markus Söder, dice: “Cuanto más exitosos somos, más debemos pagar, es como un castigo y lo contrario de la solidaridad”.
Llama la atención que el capitalismo de vanguardia abomine del control estatal (y sobre todo de la tributación estatal) mientras que el Estado, bajo el lema de “no asustemos a los ricos”, se preocupe de darles gabelas para producir nuevos capitales. Y se guardan las gabelas: por eso son ricos.

Comentarios

  1. Fíjense en estos "millonarios patrióticos" que piden que les cobren más impuestos: http://bit.ly/ZDHIn5 ¿Qué pensar?

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